George y David nacen en enero de 1947. Años más tarde, en la escuela se hacen amigos, y allí —siendo un par de quinceañeros— les gusta la misma chica. Un día discuten por ella. Se gritan, y la cosa sube de tono. George golpea el ojo izquierdo de su compañero y David se lleva las manos a la cara. El tiempo se detiene. George no sabe qué hacer y todos se acercan corriendo.
Así imaginamos esta parte del cuento. Nos gusta imaginarnos esas cosas para acercarnos un poquito más a nuestros ídolos.
Fueron necesarias varias operaciones y unos cuantos meses de hospitalización para salvar el ojo del muchacho que más tarde conoceríamos como David Bowie, uno de los ojos más famosos del mundo.
La pupila izquierda quedó dilatada permanentemente (anisocoria), como si el destino hubiera gestado un simbolismo. A cualquier mortal esta condición le generaría problemas para ver, pero Bowie siempre vio más allá que todos nosotros.
La pupila regula la cantidad de luz que entra, determinando la forma como vemos el mundo. Y Bowie vio primero un mundo que a todos nos tomó mucho tiempo descubrir. Nos abrió los ojos porque los suyos estaban mucho más dispuestos que los nuestros.
Esa capacidad se sumó a un carácter generoso y humilde (a pesar de algunas viejas declaraciones, lo que importan son los hechos) que le permitió encontrar un ejército de compañeros y un mundo de rutas inexploradas.
Desde muy joven fue capaz de ver en Little Richard, uno de sus primeros ídolos, que algún día los prejuicios empezarían a caer. Nunca supo cuándo terminarían de hacerlo, pero con Ziggy Stardust se atrevió a golpear con fuerza nuestros complejos. No los vio caer, pero los puso a temblar mucho antes que Madonna (o Bad Bunny).
Bowie le entregó generosamente ‘All the Young Dudes’ a Mott the Hoople, y tocó el saxofón en el álbum que además produjo para la legendaria banda de Ian Hunter. Había que esparcir la semilla del glam por el mundo.
Él fue la vanguardia y estuvo siempre atento a las vanguardias ajenas. Así descubrió a los talentos que a su lado construirían el futuro. Produjo Transformer para Lou Reed junto a Mick Ronson (su aliado en Spiders From Mars), haciendo parte fundamental de uno de los grandes discos en la historia del rock. Uno entre muchos más.
Rindió homenaje a The Who, The Kinks, Pink Floyd y tantos otros en Pin Ups. Nadie podría pensar que lo hizo por falta de material propio; estamos hablando de un tipo que sacó más de 10 álbumes en los 70. Un tipo que lanzó un disco dos días antes de morir.
